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Ayotzinapa, 5 años de la desaparición forzada de los 43 normalistas

Por Brisa Retano

A cinco años de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, seguimos en espera de saber ¿qué fue lo que realmente ocurrió esa noche y por qué?

La noche del 26 de septiembre de 2014, desaparecieron 43 estudiantes de la Escuela Normal  Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa. Esa noche masacraron en Iguala, Guerrero, a 9 personas, entre ellos 5 estudiantes, 2 integrantes de un equipo de fútbol y 1 civil, también quedaron 17 heridos. 

El entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto, cumpliría apenas dos años al frente de su gobierno cuando estos hechos lamentable ocurrieron. El caso le cobró a “Peña” en su mandato una crisis de credibilidad y enfrentó múltiples acusaciones de conflicto de intereses y corrupción. La desesperación por parte del gobierno federal por deslindarse del caso y concluir rápidamente con las investigaciones provocaron una serie de contradicciones. La versión oficial parecía no tener fondo y pendía de alfiles. 

Los señalamientos de que los estudiantes tendrían algún vinculo con el narco, parecía más como justificación de los hechos violentos, pues con ello se justificaría no seguir abundando más en el caso, así como se hace en muchos otros.

La búsqueda de los 43 no cesaba por parte de sus padres, amigos o hermanos. “Nos siguen faltando 43”, se podía leer en sus mantas y cartulinas durante las manifestaciones, así como “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

La noche de Iguala traspasó las barreras y el caso se hizo publico a nivel internacional, México otra vez se encontraba en el ojo del huracán. El enredo de la posible participación de policías locales y federales escandalizó aún más el caso. La narco-política se hacia evidente y la esperanza de tener un país en paz se veía cada vez más lejana.

En el  libro de la periodista, Anabel Hernández podemos encontrar un relato de hechos que ella sustenta por medio de entrevistas, declaraciones y expedientes, de lo que ella llama la historia que el gobierno trató de ocultar, y relata en el primer párrafo del capítulo “Rojo Amanecer” con el que da inicio su libro.

“Son las 3:20 de la mañana del 27 de septiembre de 2014. A mitad de la calle Juan N. Álvarez, apenas a unas cuadras de la plaza principal de la ciudad de Iguala, Guerrero, la lluvia revuelta con sangre y coágulos corre en riachuelos por las grietas en el asfalto que se tragan el líquido rojo como monstruos insaciables. Ahí están tirados y mojados los cuerpos de Daniel Solís y Julio César Ramírez, quienes formaban parte del contingente de alumnos de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa que esa noche fue blanco de cinco ataques armados; yacen boca abajo en Juan N. Álvarez esquina con Periférico Norte como resultado del último atentado. El espejo de agua en el pavimento refleja sus rostros sin vida. Ahí quedó su último aliento”, escribió la periodista.

En otras publicaciones y ya avanzada la investigación, se publicó el 8 de noviembre de 2014, en un diario de la CDMX, las declaraciones ante la PGR, de miembros capturados del cártel “Guerreros Unidos”. Ellos narraron parte de los hechos y señalaron: los estudiantes fueron llevados al basurero municipal de Cocula hacinados en dos camionetas. Al arribar, quince de los estudiantes habían muerto de asfixia al bajarlos debido al hacinamiento y las ataduras. Una vez bajados los estudiantes sobrevivientes de las camionetas, se les interrogó brevemente a cada uno antes de proceder a matarlos de un balazo en la nuca. Después los tiraron a la parte baja del basurero donde incineraron los cuerpos, haciendo relevos para vigilar el proceso y mantener el fuego durante horas arrojando combustible a los cuerpos. Al terminar se ordenó a los vigilantes del fuego que recogiesen las cenizas y triturasen los huesos restantes para meterlos en bolsas de plástico y arrojarlas al río San Juan.

Hoy el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tiene la oportunidad de esclarecer el caso. Ante esa situación se creó la “Comisión para la Verdad del caso Ayotzinapa”, y ahora el subsecretario de gobernación Alejandro Encinas tiene la obligación de entregar una solución del caso de los 43 normalistas.  Veremos también si es posible que los archivos del desaparecido Cisen  —hoy Centro Nacional de Inteligencia— ayuden a esclarecer la masacre de aquel 26 de septiembre en Iguala.

El Sol sale.  

Correspondencia: brisarz@me.com

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