En México es tiempo de mujeres, la elección de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el avance de cientos de mujeres en posiciones clave en el manejo del poder político así lo hace ver.

Se han dado avances sustanciales en las legislaciones, por ejemplo para garantizar la igualdad sustantiva,, para dar paso a equidad en la asignación de candidaturas a cargos públicos e incluso se ha legislado para que en la Ley Federal del Trabajo se deje de pagar menos a las mujeres que a sus pares hombres por el mismo nivel de carga y responsabilidad laboral.

El gobierno de federal incluso ha implementado 2 importantes programas, la pensión universal para mujeres de 64 años hasta los 65 y ha iniciado en agosto con el empadronamiento del siguiente grupo de beneficiarias de este singular programa social, promovido por la entonces candidata Claudia Sheinbaum como uno de sus compromisos para el ejercicio del gobierno; el otro programa es la apertura de decenas de centros de cuidado infantil, a fin de ayudar a las madres que trabajan para aligerar la carga de atender a la familia y al mismo tiempo cumplir con su responsabilidad laboral.

Ayer la presidenta Claudia Sheinbaum fue la anfitriona de un importante acto político que reafirma a las mujeres y su empoderamiento en México como referente para toda América Latina, a partir del poderoso símbolo en que se ha convertida la jefa de la 4T.

Ahí Sheinbaum manifestó estar orgullosa de forma parte del momento actual de México, un momento histórico del que ella misma forma parte, aspecto que considero todo un privilegio y se refirió a la enorme, formidable revolución social que se ha logrado en México del 2018 a la fecha, con 11 millones de personas que salieron de la pobreza y como se ha acortado la brecha entre los más pobres y los más ricos.

Y en este caso se refirió al papel de las mujeres, que son por cierto el 52 por ciento de los ciudadanos de este país de poco más de 130 millones.

La presidenta recordó que no llegó solo ella, que llegaron todas las mujeres mexicanas al poder junto con ella.

Sus compromisos parece de reconocer los derechos de las mujeres a plenitud, no solamente votar o ser votadas, no solo llegar al cargo.

Sin embargo el trabajo está inacabado, de acuerdo con la más reciente encuesta de ingreso y gasto en los hogares, preparada por el INEGI, en México persiste la desigualdad económica y es profunda, al grado de que hay una diferencia del 34.2% entre los que gana un hombre y una mujer y eso pesa como una condena de desigualdad por la simple diferencia del género.

De acuerdo con la Enigh presentada por el INEGI, la diferencia es tan abierta como que por cada 100 pesos que un varón gana por su trabajo, una mujer percibe solo 66. El ingreso promedio de un hombre en México es de 12 mil 16 pesos, el de una mujer es de 7 mil 904, esto es casi 4 mil pesos cada mes, lo que en efecto ahora abre un abismo en la diferencia económica en las percepciones, que se agravan ante situaciones como el de las mujeres jefas de familia, que deben trabajar y atender a sus hijos, o bien en quienes se dedican al hogar y no tienen ingresos.

Hay un avance sin duda, hace 10 años, en el 2015 la diferencia económica entre hombres y mujeres era del 42.3%, lo que indica que las políticas para lograr equilibrios que promovió el expresidente Andrés Manuel López Obrador tuvieron un impacto positivo en la realidad de las mujeres, sin embargo este esfuerzo no ha sido suficiente, pues no se ha acabado con este fenómeno de desigualdad económica.

Al decir la presidenta que en México se vive tiempo de mujeres, hace un compromiso con todas ellas, el compromiso es que en efecto, su gobierno hará todo lo que esté en sus manos para borrar esa brecha económica y así como en su momento la 4T emprendido toda una cruzada para acabar con la desigualdad, poniendo en primer lugar a los pobres, como estrategia para fortalecer la economía y además acabar con la marginación, hoy es fundamental, tal como dijo Claudia Sheinbaum poco antes de tomar protesta, poner en el primer plano a las pobres, a las mujeres que siguen padeciendo explotación, discriminación laboral, violencia económica y muchas otras dificultades que para ellas persisten a partir del machismo que persiste en nuestra sociedad.

El primer paso se ha dado, reivindicar a las pobres entre los pobres, en este caso a las mujeres indigenas, también creo que se dio un segundo importante, esto es incorporar la pensión de bienestar para mujeres mayores de 60 años al tándem de programas sociales.

Sin embargo creo que la presidenta Sheinbaum enfrenta un reto superior para acabar este segundo piso de la transformación, y esto es poner el piso parejo para todas las mujeres mexicanas.

Se dice fácil, no es una labor sencilla.

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