México desembarcó en la Copa Oro con el objetivo de defender ante Estados Unidos su reinado en la Concacaf. En la última prueba oficial de dos equipos que serán coanfitriones del Mundial en menos de un año, el Tricolor ganó 2-1 el partido decisivo, resaltó la importancia de tener el carácter de un entrenador como Javier Aguirre y resolvió un clásico cargado de rivalidad en el estadio NRG, en Houston, con la conquista número 13 en el torneo desde 1965 y el décimo bajo el formato actual. Como bicampeón de la zona (2023 y 2025), la confederación entregó al representativo nacional más de 4 millones de dólares en premios.
Sin importar la ausencia de estrellas de su rival, el primer tiempo pareció un obstáculo suficiente. Aguirre estrujó el puño, se giró hacia sus jugadores suplentes y apretó los dientes, como si acabara de pisar una superficie de clavos, cuando cayó el gol del estadunidense Chris Richards a los cuatro minutos. El defensor del Crystal Palace remató un centro de Malik Tillman entre Johan Vázquez y César Montes, y dirigió la pelota al ángulo de la portería de Luis Ángel Malagón, con rebote incluido en el travesaño.
A golpe de autoridad, el Vasco pidió que nadie se fuera abajo. Si alguien sabe de imposibles en esto del futbol es él, maestro en evitar descensos en España y ganar trofeos de último minuto en la Liga Mx. Desde su zona técnica pasó rápido de página y guardó fantasmas de antiguas derrotas frente al acérrimo rival de la zona. Ningún gol en el torneo fue tan rotundo, tan gritado por los aficionados mexicanos, como el empate de media vuelta de Jiménez (27). El delantero del Fulham sorteó el momento más crítico para el Tricolor con aplomo, resolutivo, con la seguridad de no tener que mirar el arco para llegar al gol.
Homenaje a Diogo Jota
Jiménez recibió de Marcel Ruiz un pase milimétrico, cuya dirección cambió con un potente zurdazo para superar al arquero Matt Freese con su tanto número 42 como seleccionado. Si en la ceremonia de inicio cambió su habitual número 9 por el 20 del portugués Diogo Jota, fallecido el jueves a los 28 años en un accidente de tráfico junto a su hermano André, después culminó su homenaje con el icónico festejo de su ex compañero en el Wolverhamtpon: se sentó en el suelo, cruzó las piernas y simuló una partida de videojuegos con un control imaginario. La camiseta de Jota, esta vez con el escudo de la selección, enmarcó la reacción de un equipo que pareció tambaleante y recuperó la memoria.
Como lo hizo con Gilberto Mora, mediocampista de 16 años que debutó como seleccionado en la Copa, Aguirre apostó por el talento de Ruiz, de 24 años y con una visión de campo superlativa. Después de asistir a Jiménez en el empate, el volante del Toluca se combinó con Mora y exigió a los zagueros estadunidenses mayor atención en sus avances. México compitió al compás de su estado de ánimo, primero bajo presión y posteriormente, con la experiencia y colmillo de su entrenador, alentado por un instinto guerrillero. En memoria de las personas afectadas por las inundaciones en Texas, los jugadores utilizaron un moño negro en una de las mangas de la camiseta.
Sobre las gradas, los 70 mil 925 aficionados que agotaron las entradas en el NRG Stadium pasaron de la emoción a los nervios. Los gritos de México, México se tornaron de pronto en reclamos al árbitro, gritos de desesperación por fallos de Jiménez y Roberto Alvarado, hasta que el capitán Edson Álvarez apareció en un tiro libre, habilitado por un desvío de Johan Vásquez, para lograr la remontada con un remate de cabeza (77).
El acto final del ex jugador del América significó el título 13 del Tricolor en la Copa Oro (tres de ellos cuando se llamaba Campeonato de Naciones Concacaf), también el segundo en la carrera de Aguirre al frente del banquillo nacional (2019, el primero). Gilberto Mora se convirtió a su vez en el más joven elemento en ser monarca en el torneo con 16 años.