La feminista Marta Lamas reúne a un grupo de activistas que configuran la historia del feminismo en México. Muchas mujeres marchan a su lado y la escuchan en mítines y en conferencias no sólo en la UNAM sino en universidades de nuestro continente y de Europa. A lo largo de su vida, Lamas como la llamamos, ha logrado convencer a auditorios muy distintos y a hacerse en plazas públicas o frente al Monumento a la Madre asegurándonos que el 10 de mayo no puede cubrir todas las necesidades de las mujeres que vivimos en México.
Marta Lamas es probablemente el símbolo de la lucha de muchas mujeres por hacerse oír. La he visto lograr un doctorado en la UNAM así como dictar cátedra en el ITAM y me consta haberla oído en discusiones memorables. En la plaza pública destaca por su elocuencia y por su rebeldía. Su figura delgada, de cabello rebelde, se ha vuelto entrañable. Sus palabras de universitaria y feminista comprometida la distinguen. He visto a jovencitas salir entusiasmadas de alguna conferencia y son muchos los estudiosos como el yucateco Jenaro Villamil, quienes alaban su amplia y muy notable trayectoria.
Escuchar, seguir y querer a Marta Lamas es adquirir la certeza de un aprendizaje. Maestra, conferencistas y comunicadora, Marta ha dividido su vida en dos: ser madre de Diego, su hijo, el pintor, y dos, comprometerse en un feminismo en el que la siguen algo así como 10 mil admiradores que la siguen también como cantante ya que Marta interpreta acompañándose con su guitarra en múltiples foros.
La conocí hace años en El Hábito, de Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe, cuando decidió lanzarse cual trapecista colgada de una cuerda que nos hizo temer por su vida. La quise desde entonces porque pude comparar sus dos facetas, la de feminista y la de trapecista dispuesta a volar por el espacio pasara lo que pasara. Lanzarse es un verbo que Marta Lamas conjuga desde que nació en 1947.
–Elena, yo tuve una mamá feminista.
–Sí, la recuerdo en la avenida Juárez con un saco de tweed. ¿Quién será esa señora tan elegante?–pensé sorprendida.
–Mi mamá me dio a leer tantos libros que cuando Susan Sontag vino a México, en 1971, salí de mi aula en la UNAM para escucharla e interrogarla en su conferencia en la Facultad de Ciencias Sociales.
–Me acuerdo muy bien de ti. Susan Sontag se quejó de que nadie le preguntara nada.
–Entonces, me levanté y le pregunté. A la salida, Martha Acevedo me pasó una libreta para apuntar mi nombre e invitarme: Si quieres asistir a una reunión feminista, pon tus datos. Me llamó por teléfono y de entonces a la fecha han pasado casi 54 años. Mi proceso en el feminismo empezó así y un poco más tarde di un giro hacia la academia universitaria. Yo fui durante muchos años fósil de la Escuela de Antropología. La dejé en el 68 y no la terminé, tenía 21 años. Me agarró el Movimiento del 68. Me había casado muy joven, me separé y comencé otra relación. En la escuela, hice mucho activismo. Hice la revista Debate Feminista, GIRE y el Instituto de Liderazgo Formación Simone de Beauvoir, una escuela de formación de cuadros feminista con Patricia Mercado.
No es un partido político, una organización que cuenta con operadores y activistas. En 1989 abrimos un instituto para formar defensores del feminismo. Suspendí mi carrera para dedicarme al activismo, pero después la terminé en la UNAM. Por el activismo en el 68 y porque nació Diego, mi hijo, ya no regresé a Antropología e Historia, pero después sí terminé y empecé a dar clases en el ITAM en 1998. Para ello era indispensable pagar materias y terminar mi carrera. Empecé a publicar artículos y libros sobre el tema de Género en Nexos y en la Revista Mexicana de Ciencia Política. Me volví como una experta en Género y en Ciencia Política de la UNAM y me invitaron a que diera ese curso y doy clases desde hace 20 años en el ITAM, así como las di mientras terminaba mi doctorado. En la UNAM hice el Programa Universitario de Estudios de Género que luego se convirtió en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género en el que ahora soy investigadora.
–Ya está en circulación tu libro Ideología de Género, lo que te convierte en especialista en género… ¿Qué significan los temas de género?
–Este concepto de género existe en español de toda la vida. Se refiere a clase, tipo y especie. Tú dices qué género de música te gusta, qué género de literatura lees, de qué género es esta blusa que traes puesta. Género es un concepto taxonómico clasificatorio que va a cambiar en el mundo de la sicología médica y le va a dar un significado a la identidad de las personas. Género es lo que hace que tú te sientas mujer u hombre, no tiene que ver con la diferencia sexual. Con base en este concepto de género, se han hecho políticas públicas de género, investigación y, en paralelo, nació un movimiento muy conservador que pretende regresar al llamado orden natural y cristiano, femenino y masculino. Que los hombres sean hombres masculinos, las mujeres, mujeres femeninas, nada de cosas raras, la heterosexualidad es la única forma decente de vivir.
–¿El homosexualismo todavía es condenable?
–El homosexualismo, la identidad de género, las personas queers, los trans que existen hace unos años conforman un dispositivo político, es decir, un conjunto de ideas que transmiten que el género es algo malo; Jair Bolsonaro, ex presidente de Brasil, declaró que el género es cosa del diablo. Por ejemplo, la derecha como Putin, como Trump, como Milei, como Bukele está en contra del género. A principios de este año, tanto Milei como Bukele, el de El Salvador, declararon que van a quitar la perspectiva de género en su gobierno. En mi libro ¿Ideología de Genero? empiezo por preguntar ¿Por qué estos señores quieren quitar el tema de género? Al ganar Trump las elecciones en Estados Unidos, en noviembre, hizo una declaración en contra del género. Me pareció muy importante escribir toda una explicación histórica de cómo el género se vuelve un concepto nuevo a mediados del siglo XX en el campo de la Sicología Médica y cómo se vuelve un concepto político para las feministas y para la política pública, y sobre todo para los gobiernos que hacen políticas públicas con perspectiva de género. Por eso escribí Ideología de género. Disputas públicas sobre la diferencia sexual.
–Marta ¿por qué políticos como Trump tendrían que intervenir en políticas de género?
–Los políticos como Trump son muy conservadores. Son cristianos y están alineados a la iglesia más retrógrada. Forman una alianza política para restaurar el orden que ellos consideran natural, el orden cristiano. Lo primero que hizo Trump como presidente, el 20 de enero de 2025, fue anunciar que borraría el concepto gender de todos los documentos del gobierno y dejar la palabra sex porque los seres humanos somos seres sexuados y nada más, como si no existiera la subjetividad del inconsciente. El tema de fondo, Elena, es cómo se construye la identidad en los seres humanos a partir de la cultura y la familia en la que naces. No sólo eres niño o niña sino eres tu inconsciente. El inconsciente hace combinaciones inesperadas y de repente tú puedes haber nacido en una familia muy tradicional y en tu inconsciente tú te has empezado a sentir niño y no puedes pedir: mamá, no me pongas vestido, ponme pantalones, córtame el pelo. Yo me siento niño. Y lo mismo le sucede a un niño que puede empezar a sentirse niña.
Los seres humanos no entendemos que la identidad no sólo es la etiqueta que te ponen, sino lo que tú elaboras en tu inconsciente y es muy difícil contrariarlo, crece una disputa que es la que vivimos en este momento en el mundo y se parece, digamos, a la disputa entre liberales y conservadores. Los conservadores dicen que el género no es conocimiento, sino que es ideología, como si la religión no fuera también ideología. La ideología son las creencias. Mi libro pretende aclarar el proceso histórico de cómo surge el concepto género para entender la condición humana de una forma no esencialista. No porque hayas nacido con cromosomas XY eres una hembra humana, te vas a sentir mujer a lo mejor te vas a sentir hombre y vas a luchar por vivir con esa identidad. El dogma dice que Dios te hace de una determinada manera y no hay que moverle a los designios de Dios; a los conservadores no les gusta esta nueva perspectiva que abre el género: protección a los homosexuales, las lesbianas, a las personas trans… México tiene una buena ley que ya reconoció las identidades trans desde hace tiempo.
–¿Cómo se logró?
–Lo logró el movimiento de izquierda. Es una ley que permite que las personas puedan cambiar sus papeles en el Registro Civil y en vez de que diga Juan que diga Johanna; si se arreglan de una cierta manera, pueden vivir en el mundo como Johanna.
“Cuando Ratzinger era obispo en Alemania, fue el prefecto de la Congregación para la Defensa de la Fe, que antes era la Inquisición, y quisieron imponer el dogma y por eso están en contra del aborto, del uso de los anticonceptivos, están en contra de la comunidad LGBT+. Con el papa Francisco se abrió una posibilidad de modificación, logró frenar a todos los conservadores y ahora es una pena porque no sabemos si León XIV vaya a hacerlo. Coinciden Putin, Trump, Milei, Bukele, todos ellos están en una alianza para restaurar el orden natural y en contra del género. Dicen que el género es una ideología y es diabólico y hace daño. Mi libro muestra este debate político.