Medidas emergentes ante la ofensiva Trump: Cambiar la lógica del mercado

Sonora Power por Demian Duarte

0
6

Ante la agresiva manera en que Estados Unidos ha decidido tratar las exportaciones de alimentos y materias primas mexicanos, primero cerrando la frontera al tránsito de ganado en pie de cría, segundo con las cuotas compensatorias de 17% impuestas a los tomates mexicanos, y eventualmente con aranceles al cobre y otros materiales, además claro está de la amenaza (otra vez) de un arancel generalizado de 30% a toda exportación, bien vale la pena evaluar la postura mexicana y en todo caso ir pensando en medidas alternas.

La presidenta Claudia Sheinbaum lo decía claro ayer, ante la emergencia que esta actitud ha desatado en algunos sectores, particularmente sobre la ganadería de bovinos del norte mexicano, está claro que es conveniente encender las alarmas y recurrir al Plan B e incluso al Plan C.

La negativa a recibir ganado bovino desde México, que anualmente exporta alrededor de 1 millón de cabezas a ese mercado, tiene totalmente descompuesta a la industria de la carne estadounidense, con un alza en precios para el consumidor final ante la falta de cartería prima que padecen los engordadores.

Sin embargo está claro que alguien gana con esa medida en Estados Unidos, alguien se enriquece y eso hace pensar que no hay prisa de parte de las autoridades sanitarias en ese país por reabrir la frontera.

En el caso del tomate que se cultiva en Sinaloa y Sonora primordialmente, se trata de un producto sin sustituto, por lo que los consumidores de ese país tendrán que absorber al costo de la cuota compensatoria y lo más probable es que eventualmente se posponga de manera indefinida su aplicación.

Sin embargo la decisión del departamento de Agricultura de obedecer al interés de grupos de productores de Florida, que tienen casi 30 alegando prácticas de dumping, muestra que tan voluble y poco confiable se ha vuelto nuestro principal socio comercial.

Así creo que con facilidad la administración de Donald Trump podrá decidir cambiar su política en torno a otras exportaciones mexicanas de alto valor, como la cerveza, el aguacate, el tequila y otros productos con origen en el campo mexicano o bien procesados derivados de alimentos y bebidas.

Habrá en todo caso que asimilar que si los vecinos norteamericanos no quieren comprar productos y mercancías mexicanos o de cualquier otros país del mundo, pues no están obligados a hacerlo y que en todo caso, quien desee consumirlos estará dispuesto a pagar los sobreprecios de una irracional política de cerrar ese mercado.

El hecho es que Donald Trump tiene el sartén por el mango, y a menos que las cadenas de comercio y suministro y sobre todo los consumidores lo obliguen, no habrá de otra más que cambiar de estrategia y dejar de depender de ese mercado y su caprichoso capitán.

Para la ganadería de bovinos no hay de otra, los ganaderos mexicanos no se pueden quedar con sus vacas, y es una realidad que el gobierno mexicano se verá obligado a darle una salida a este problema, desarrollando un esfuerzo que desde hace mucho tiempo debió aplicarse, que es engordar las reses en corrales nacionales, sacrificar y procesar esa valiosa materia prima para del mercado nacional y el del exportación y así sacarle la vuelta a las restricciones sanitarias que ahora impone Estados Unidos.

Se requerirá de un esfuerzo financiero especial, de medidas emergentes como montar infraestructura de sacrificio (rastros TIF), invertir en forraje y grano para la correcta engorda del ganado, montar plantas de corte, congelado y empaque, lo que se estima podría tener costos de entre 1 mil y 1 mil 500 millones de pesos.

Sin embargo los beneficios potenciales son muchísimos, pues la carne que se cría en Sonora, por ejemplo, tiene una calidad extraordinaria y bien puede canalizarse al mercado nacional sustituyendo enormes volúmenes de carne importada que entran a México desde Estados Unidos.

La producción nacional tiene además demanda en otros mercados, además del estadounidense, por lo que de buenas a primeras la solución luce muy atractiva y práctica.

La cuestión, como todo el tiempo, esta en dar los pasos hacia el frente , pero se trata de una decisión que además de plantear soluciones prácticas, bien puede darle la vuelta a un problema y convertirlo en una ventaja estratégica.

Hasta hoy la lógica del negocio de exportación de ganado vivo, como materia prima a Estados Unidos es en la práctica la misma lógica que implica vender naranjas para después comprar el jugo.

México tiene mucho potencial para ir más allá en las cadenas de producción y la presidenta Claudia Sheinbaum lo sabe.

Por esa razón dijo ayer en la mañanera que se buscará incorporar al Plan México (es decir a la estrategia de sustitución de importaciones y abasto al mercado nacional) la solución al dilema ganadero.

Estas medidas emergentes, bien pueden ir a otros sectores afectados por la ilógica visión de Donald Trump de dinamitar puentes con su principal socio comercial, es decir México.

Correspondencia a demiandu1@me.com | En X @Demiandu #SonoraPower