El Periodismo una actividad de alto riesgos
Por: Brisa Retano
En México ser periodista significa dedicarse a una de las actividades con mayor riesgo, pues nuestro país se encuentra entre los primeros con mayores registros de asesinatos a periodistas, únicamente solo por debajo de Afganistan y Siria; ocupando un deshonroso tercer lugar.
Periodistas Sin Fronteras, viene documentando los cosas desde hace varios años.
Yo a decir verdad, recuerdo entre mis primeros conocidos dentro del gremio el asesinato del polémico periodista Benjamín Flores, director de La Prensa, diario local en San Luis Río Colorado. En estos hechos ocurridos el 15 de julio de 1997, los presuntos responsables del homicidio salieron libres por falta de pruebas. En pocos meses se estarán cumpliendo 23 años de aquel violento crimen.
A la lista se sumarían otros nombres de hechos violentos en contra periodistas. En el caso de Hermosillo se sumó el nombre del reportero Alfredo Jiménez Mota, quien desapareció un 2 de abril de 2005, tenía apenas 25 años de edad. Aquí vale decir que las constantes búsquedas, en especial por el desierto de Sonora no tuvieron éxito, sumado el desdén por parte de las autoridades por aclarar el caso y no otorgar justicia.
Del caso Jiménez Mota, quien laboró en el periódico El Imparcial, y en donde la empresa editorial pertenece a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), fue esta organización quien presionó para que primero, en octubre de 2005 la Cámara de Diputados creara el Grupo de Trabajo de Seguimiento a las Agresiones contra Periodistas y Medios de Comunicación, y dos, en febrero de 2006, el Gobierno Federal creara la nueva Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión.
En ambos casos de Benjamín y Alfredo, el crimen organizado o narcotráfico estarían presentes en los expedientes, aunque en el caso de Benjamín Flores, las constantes criticas al gobierno de Beltrones fue una línea de investigación a la que nunca se le dio crédito. También en ambos casos, se documentó que los homicidios tuvieron que ver con su actividad periodística.
En este contexto, y regresando a las estadísticas proporcionadas por Periodistas Sin Fronteras, tenemos que en 20 años se tiene documentado 133 casos de periodistas asesinados, de los cuales 122 son hombres y 11 son mujeres. De estos, 47 se registraron durante el mandato anterior del presidente Enrique Peña Nieto y 15 en el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Durante el presente año, se tiene el registro de 2 casos: Víctor Fernando Álvarez Chávez, quien desapareció el 2 de abril en el estado de Guerrero y María Elena Ferral Martínez de Veracruz, dicha información es al corte de 15 de abril de 2020.
Los estados en los que se han registrado asesinatos de periodistas durante los años 2018, 2019 y 2020, son: Guerrero con 3 casos, Veracruz con 2, Estado de México 2, Morelos 2, Tabasco 1, Quintana Roo 1, Oaxaca 1, Nayarit 1, Baja California Sur 1 y Sonora 1; de los cuales 2 han sido mujeres y 13 hombres.
Entre los periodistas asesinados tenemos que sus funciones las realizaban tanto en medios impresos, como digitales, así como radiodifusoras.
Actualmente, la colaboración de los periodista en medios digitales retoman mayor presencia, ya sea por la propia dinámica en la que se desenvuelve nuestra sociedad, así como la adaptación de los distintos medios de comunicación a través de la “Red Informática Mundial”.
Con lo anterior, se registran nuevas formas de interacción entre el emisor, mensaje y receptor, como son las redes sociales y aplicaciones o apps.
Aquí me voy a detener a señalar que es ésta vía (redes sociales y apps) en la que mayormente se han venido dando en los últimos años por parte de la audiencia las amenazas y hostigamientos hacia los periodistas, y en muchos casos escudados en identidades falsas, mejor conocidos en la jerga del internet como trol, y en otros casos, son mensajeros enviados que sirven como grupo de choque de determinado grupo político. En menor medida, pero igual de grave, personas que ostentan control y poder político, tal es el caso al que se refiere la denuncia que recientemente presentó el periodista Demian Duarte antela Fiscalía General de la República (FGR).
En el caso del periodista Demian Duarte, con el que nos solidarizamos con su postura puesto que no se debe pasar por alto ningún “cuídate amigo”, o un “sólo te quedan 5 años…” además de constatar un mar de amenazas un día, y al siguiente también a través de las diferentes redes sociales, sería una irresponsabilidad del propio periodista no dar a conocer dichos actos de violencia e intimidación.
Argumentar las amenazas hacia una persona por no ser de tu agrado suena hasta infantil, o sustentar y dar crédito a las intimidaciones por tener diferencias ideológicas es propio de inmadurez política.
En otro polo de causas, por las que en su mayoría recibe un periodista clásicos mensajes de advertencias, hostigamientos o amenazas, son por develar actos de corrupción.
Ni en uno, ni en otro caso se debe bajar la guardia. Los profesionales del periodismo no estamos en la tarea de agradar a las masas y mucho menos a grupos políticos o empresariales.
En lo personal y como comunicóloga, y además hija de periodista, entiendo y sé de los riesgos que se viven dentro del periodismo, las carencias que se sufren, los sacrificios que se hacen, pero también de las bondades que te da y las satisfacciones que te deja.
El periodismo como yo lo entendí en la escuela que tuve en casa, es para informar, en la que los profesionales de la comunicación tienen una responsabilidad social, en la que se asume una ética profesional, en la se que defiende sí una ideología, pero también se respeta la diversidad de pensamiento, y -ojo- no se escuda en el derecho de la Libertad de Expresión para ofender, calumniar o difamar.
El sol sale.
Correspondencia: brisarz@yahoo.com