Demian Duarte, corresponsal


CIUDAD DE MÉXICO.- El cambio del semáforo epidemiológico al color amarillo, tal como ocurrió para Sonora, significa que la enfermedad va cediendo, sin embargo en ningún momento implica que se puedan relajar las medidas sanitarias o de cuidado e higiene personal, manifestó Hugo López Gatell-Ramírez, subsecretario de Salud y responsable de la estrategia sanitaria para enfrentar la pandemia.


El doctor especialista en epidemiología fue consultado respecto al tipo de actitud que debe tener la comunidad al pasar de naranja a amarillo y expresó: “El amarillo ya es el color de la esperanza y le llamamos así para indicar que sólo aparece el amarillo cuando tenemos una constatación continua, en este momento ya por cinco semanas en 30 de las entidades federativas, son 32, por lo tanto es casi todo el país, excepto dos, en donde tenemos al menos dos semanas continuas de reducción, en la mayoría más de siete semanas continuas de reducción de los contagios”, recalcó.


Cuando decimos reducción de los contagios es porque lo verificamos a través del número diario de casos nuevos, el número diario de hospitalizaciones, el número diario de muy lamentables defunciones, indicó.


En ese sentido agregó que los egresos de la hospitalización por recuperación superan a los ingresos, entonces se empiezan a desocupar los hospitales.


Bajo ese criterio definió que en este momento la mitad del país está en color amarillo y vale la pena precisar varios puntos: Primero, no ha acabado la epidemia, importantísimo tenerlo claro, no porque se esté en amarillo ya hay que hacer todo de manera indiscriminada.Las recomendaciones generales del semáforo estipulan distintos grados de apertura de algunas actividades que han sido identificadas como más riesgosas en términos de la oportunidad de contagios.


No perder de vista, recordarlo, ¿cómo se transite el COVID? El COVID se transmite a través de la vía respiratoria, esto quiere decir cuando hablamos, tosemos, cantamos, estornudamos, gritamos, propagamos partículas líquidas, gotas, gotículas, aerosoles que conforman una nube, una suspensión que no se puede ver a simple vista, se puede ver a contraluz, pero todas y todos tenemos esta nube que estamos propagando al momento que emitimos sonidos o aire a través de la vía respiratoria, que es nariz y boca.


Si una persona está próxima a nosotros o nosotros estamos próximos a una persona que pudiera tener el virus, ahí se puede verificar un contagio. Todo el tiempo estamos en contacto cercano con otras personas, en nuestras casas, en la vía pública, entre amigos, entre familiares, entre desconocidos y desconocidas, y hay que mantenernos atentas y atentos a esta proximidad.


Por eso es que hemos enfatizado que la intervención principal de la precaución, de la prevención de los contagios es la sana distancia.


Otras medidas auxiliares destacamos la que ha sido sujeta de inquietudes, el cubrebocas es una medida auxiliar -esa sería la vigésima cuarta vez que lo digo aquí- auxiliar de la prevención porque interfiere con la salida de esas partículas líquidas y por lo tanto con el virus, pero no es una medida efectiva o suficientemente efectiva para interferir con la llegada, y seguimos diciendo no confiarse en que porque ya tengo cubrebocas puedo dejar de tener sana distancia.


Lavarse las manos es importantísimo porque es un mecanismo para evitar la transmisión indirecta, ‘achú’, doy la mano a otra persona, esa otra persona se lleva mis virus, al rato se talla nariz, boca, ojos y se va a transmitir el virus.


Si una persona tiene síntomas de COVID, fiebre, tos, dolor de cabeza, dolor de garganta, malestar general, pérdida del olfato, pérdida del gusto, diarrea, entre otros síntomas, que no salga de casa, que no se acerque a sus familiares, que alerte a sus familiares que tiene esta situación y que busque una pronta atención médica, sobre todo si es una persona mayor de 60 años o con enfermedades crónicas ampliamente mencionadas en esta conferencia.


En general estas medidas contribuirán a disminuir los contagios, resaltó.


“La epidemia no ha acabado, usted en su localidad todavía va a identificar anécdotas, referencias o vivencias de nuevos casos, pero eso no quiere decir que la tendencia general de la epidemia no esté, como lo está, en reducción y hay que y hay que ir activando la vida pública conforme disminuya el riesgo”, manifestó.


El doctor López-Gatell reconoció que en algunos lugares los ánimos respecto al cambio del semáforo sanitario y el regreso a las actividades cotidianas se han exacerbado al grado de existir, intolerancia e histeria colectiva.


“Se conoce que el manejo de un fenómeno complejo social como puede ser una crisis sanitaria, como puede ser una epidemia, se beneficia mucho más de una visión colectiva. La supervivencia no solo humana, sino de muchas especies, depende nuestra capacidad colectiva”, indicó.


Desafortunadamente —dijo— hay segmentos de la población que a lo largo de esta epidemia en México y en el mundo entero han conservado una visión individualista, una visión egoísta, una visión autocéntrica y esa visión autocéntrica a veces alimentada por la ignorancia y el miedo produce uno de las comportamientos y actitudes más tóxicas que es el odio y ese odio les lleva a ver al otro como otro en vez de como un hermano, como parte de sí mismos.


Entonces, en esta construcción de ese discurso de odio se han empeñado por muchas semanas, por meses, prácticamente a lo largo de toda la epidemia, de ver a los demás como enemigas y enemigos en vez de como parte de una misma comunidad.


Y de ahí han derivado estas visiones de que el Estado nacional, el gobierno falló porque no los metió a la cárcel o no los reprendió con la fuerza pública o no les puso una sanción administrativa.


“Hacemos votos porque en algún momento cambien de actitud, esperamos que en la medida que la información penetre, quizá puedan reflexionar un poco al respecto. Muchas gracias”, manifestó.

PXNWEB.COM /Demian Duarte